el karateca

El karateca

La flor de loto ya no es su postura relajante y preferida. Se abandona lánguidamente sobre un tosco jergón...
El cúmulo de ilusiones sobre su liberación, hacía brillar los ojos del oriental
En ese rincón de la celda, el karateca repasa los aciagos momentos que precedieron a la catástrofe...
¿Desde cuándo estaba allí encerrado?¿Cuáles fueron los motivos de su condena? Lentamente despeja las telarañas de su pasado...
Sobre un piso, de brillante entablonado, destellaba su figura envuelta en un lujoso pijama de seda púrpura, color emblema de su habilidad en las artes marciales
Su deslumbrante ropaje era tan demostrativo de su poderío como representativo de sus ilusiones.
Era una figura sobresaliente del mundano círculo en que se desarrollaba su actividad..
Qué sucedió entonces, para encontrarse en este estado......
Quiso la mala suerte que un golpe mal dirigido segara la vida de su contrincante y transformara su existencia y su fe, en un infierno.
Aún tiene fija en la mente la figura caída en el piso como un muñeco desarticulado, con el cuello partido, y el veredicto del jurado ante tan injusta como irreparable muerte.
Ahora, todo se reduce a la espera de la liberación, tras años de encierro, los cuales minaron su fortaleza, enlodaron sus sueños y el escepticismo gana su batalla.
Sobre la pared de la celda, irónicamente, la foto de una Suzuki, con una muchacha de cabellos al viento, le enrostra, insolente, el valor de la pérdida de la libertad.

nelly